viernes, 8 de mayo de 2015

El arte en una botella

Los perfumes: aromas, esencias, sutiles fragancias que atraen y atrapan a los sentidos. 
Floral, frutales, chypre, ámbar, madera, cuero, olores marinados en un perfume único y embriagador.



Conjuro de aromas en un tocador
La historia del perfume es muy antigua y asociada a distintos eventos sociales. En un principio tarea de especialistas y alquimistas, que con secretos procedimientos extraían fragancias de elementos naturales para bañar todo o partes del cuerpo y, por qué no, embriagar a los sentidos.
Privilegio de una clase y de muy pocos, las esencias se guardaban en contenedores para polvos y líquidos, confeccionados de materiales preciosos: oro, plata, piedras, porcelana, cristal... algunos de estos recipientes de excelente manufactura.
Los movimientos sociales trajeron cambios en las costumbres y facilitaron el acceso de más grupos a hábitos y objetos antes reservados para una elite
Al mismo tiempo, los cambios en la elaboración y la mecanización de la producción aumentaron la cantidad y variedad de perfumes para un consumo cada vez más masivo.
El gusto por las fragancias fue educándose y la elección variando según las tendencias y moda del momento. 
Era común, hasta los años 60´ o 70´ del pasado siglo, un juego de perfumeros en porcelana, cristal o vidrio, además de vaporizadores, en el tocador de las damas. También pequeños contenedores, en los mismos materiales e incluso en oro o plata, para llevar en el bolso de mano.


Juego de tocador, porcelana pintada

Juego de tocador, vidrio coloreado

Perfumeros, vidrio y metal
Pequeño perfumero, metal y strass, para cartera

La búsqueda de la esencia, tarea del perfumista, se acompaña del cuidado con el que se elige el diseño del frasco que lo contiene, muchas veces encargado a artistas de renombre. Así, el perfume es, a la vez, el aroma único y la pieza que lo embotella. Son famosos los diseños de Lalique, Sévres y Baccarat.
Perfumeros y frascos de perfume son un atractivo objeto de colección, llenos o vacíos, y con un valor añadido si conserva su envase o caja de presentación original. 
El tema, como con otros coleccionables es a elección del mismo coleccionista, siendo lo más común por marca y, en algunos casos, por material del frasco. 
Una tendencia en crecimiento es la búsqueda de miniaturas, bellas reproducciones en menor escala de los frascos de más de 30 ml.

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