jueves, 19 de febrero de 2015

El conjunto de objetos se arma como colección

En el conjunto de objetos que recopilamos, hay variedad: las cosas que ya teníamos se mezclan con los nuevos hallazgos. 
Las que son propias desde hace tiempo, fueron guardadas por alguna razón... Porque evocan una experiencia pasada, son recuerdos de algún viaje, nos las regalaron para alguna ocasión especial o pertenecieron a un ser querido. Las atesoramos porque se asocian a momentos gratos.
Alguna cualidad las vincula y por ella las agrupamos: juguetes de la infancia, vinilos de los tiempos pop, postales recibidas desde lugares remotos, bijouterie de otras modas, frascos de perfumes ya vacíos que nos apenó tirar porque son bonitos... y tantas otras cosas.
Unas nos resultan más entrañable que otras, despertando nuestro interés por la búsqueda de elementos similares. Y así añadimos más a lo ya atesorado.
Es el momento de elegir entre estos objetos y darles el aspecto de una colección. Vamos al paso a paso para jerarquizar el conjunto y darle atractivo.

0 - Las acciones previas a incorporar un elemento al grupo son las que buscan darle una mejor presentación: aseo y/o restauración
Las opciones son muchas pero, dependen de la particularidad de cada objeto y del material del que está hecho. Para la limpieza, es posible desde un lavado con agua y jabón hasta la necesidad de consultar a un especialista. Lo importante es, ante la menor duda, evitar acciones que luego no puedan deshacerse y perjudiquen aquéllo que tanto apreciamos. Algo similar ocurre con la reparación, si es que está deteriorado: a veces alcanza con un par de puntadas o una cantidad mínima de pegamento pero, puede suceder que la restauración sea más compleja y necesitemos asesoramiento. Nuevamente, no avanzar hasta no estar seguros de que la intervención es la correcta.
Estas recomendaciones surgen de la experiencia (aunque, no de la buena): en el afán de mejorar algo, se estropea al objeto de tal manera que luego es irrecuperable. Nos pasa a todos alguna vez. Tal vez por ser impacientes, o inexpertos o algo imprudentes pero, sobre todo, ¡por ser entusiastas!


Cepillar un oso

1 - En el grupo, los elementos se vinculan por algún atributo común que define y da nombre a la colección. Enlazar a ella una nueva adquisición supone identificar (datar, rotular), obteniendo toda la información posible. Etiquetas o marcas distintivas facilitan la tarea, así como las búsquedas en bases de datos, catálogos, publicidades, imágenes y otras fuentes disponibles en la web. Hay sitios y páginas que desarrollan temáticas asociadas a casi todos los coleccionables. 
Tomar nota de los aspectos distintivos de cada objeto, otorgarle un nombre, y numerarlo, lo ubica y organiza el conjunto.


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Mi Mascarita

2 - La sistematización de los datos que tenemos de cada objeto, es útil a la hora de catalogar la colección.  
Si bien existen diversos catálogos para su consulta, es bueno elaborar uno propio, incluyendo listas de cotejo, que nos permita hacer un seguimiento de la colección y nos oriente en la búsqueda de lo que todavía nos falta para ampliarla o completarla.
Es relativamente fácil hallar catálogos de los coleccionables de mayor difusión o de marcas reconocidas, sobre todo por la alta cantidad de seguidores.
En cambio, es más difícil hacerlo en colecciones poco tradicionales u originales. En este caso, la sugerencia es ir armando un catálogo a partir de los propios hallazgos. Puede compartirse en grupos afines o en las redes sociales e ir avanzando en su construcción en forma conjunta.


Página Catálogo Muñecas Argentinas


3 - En la medida en que vamos jerarquizando las cosas como objetos de colección, es importante decidir en qué condiciones los vamos a preservar.
La primera intención es tenerlos a la vista, a mano, o en espacios de fácil acceso, para disfrutarlos.
Esta decisión depende, otra vez, del tipo de objeto. Y además, del espacio disponible, que no es un tema menor.
Polvillo e insectos son enemigos comunes a la mayor parte de ellos, sobre todo si los materiales con los que están hechos de origen orgánico. Por otra parte, hay elementos que deben cuidarse de ser expuestos a la luz del sol, a cambios bruscos de temperatura o altos porcentajes de humedad ambiente.
En cuanto al espacio, los objetos pequeños son relativamente fáciles de ubicar, así como los grandes, si el conjunto es de pocos elementos. Esto es así sólo en un principio... porque todos sabemos que las colecciones tienen un crecimiento continuo y lo acotado suele durar poco: ¡siempre agregamos algo más! 
La sugerencia es hacer muestras temporarias, en algún espacio que destinemos para nuestro grupo de objetos preferidos. Podemos seleccionar algunos y luego de un tiempo, cambiarlos por otros, a modo de rotación.
Cuidemos que el estado general, sobre todo de higiene, sea muy bueno antes de guardarlos con esmero.  
Cómo almacenarlos depende de sus cualidades. En general se eligen contenedores que mantengan a los elementos secos y protegidos de la luz: cajoneras, cajas y maletas son una buena elección para objetos de papel, pasta, madera, tela o lana, a los que es bueno añadir un insecticida suave y de manera indirecta. En estos casos es importante evitar los plásticos y utilizar envoltorios del mismo material. Como siempre, la consulta especializada tiene las mejores respuestas para cada caso. 



Organizada la colección, podemos complementar los datos que tenemos con otros nuevos, para saber más acerca de lo que tenemos: la tasación del objeto. Comparar a cada elemento con otros similares, nos permite estimar su valor aproximado, atendiendo a variables como su estado de conservación, si está completo o conserva todos sus accesorios y su originalidad o rareza, entre otras.


Ahora sí, y con lista de cotejo en mano, ¡continuemos la búsqueda de aquéllo que nos maravilla!

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